No sería la primera vez pero ojalá fuese la última en que una viuda deba encargarse del legado de su esposo liquidado por un régimen. La viuda de Navalny ha decidido tomar la batuta de una lucha que le costó la vida a su esposo, pero que de alguna manera ha creado una nueva motivación para oponerse a Putin y su tiranía. Otras viudas en el pasado pueden ser ejemplo y punto de comparación.
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